Cuando la temperatura alcanza niveles de ola de calor, hay que evitar que la de nuestro cuerpo se dispare. Una temperatura corporal por encima de los 40 grados puede producir el temido golpe de calor. Para evitarlo, hidratarse bien, evitar estar al sol y hacer esfuerzos en las horas de más calor, y mantener la casa lo más fresca posible. Las duchas frecuentes tambien ayudan, pero cuidado con zambullirse de golpe en el agua. Un cambio brusco de temperatura es peligroso, puede producir un shock. Hay que aclimatar poco a poco el cuerpo.