16 sesiones, 98 testigos y un acusado, José Bretón. Con mucho en contra y algo a favor.La principal prueba contra Bretón son los huesos encontrados en la hoguera. Según los forenses pertenecen con absoluta certeza a dos niños; de unos 6 y 2 años, las edades de Ruth y José. Los restos se encontraron en una hoguera que alcanzó mil doscientos grados. Una temperatura altísima conseguida gracias a una mesa colocada por Bretón que hizo de pira funeraria. Hay también numerosos indicios que apuntan al acusado. Varios días antes de la desaparición compró 270 litros de gasolina, que después usó en la hoguera. También hizo acopio de leña y pidió recetas de tranquilizantes, con los que según la fiscalía durmió a los niños antes de quemarlos. Además según los peritos José Bretón ya llegó al parque sólo, sin sus hijos. Con lo que quedaría desmontada su versión de que los perdió en ese lugar. Ya los habría matado.  Y con qué bazas juega el acusado. Lo más importante; la ausencia de adn. Los restos estaban tan quemados que no se ha podido sacar nada, ni de los huesos ni de los dientes. Además, su abogado defiende que se rompió la cadena de custodia en el análisis de los restos y que el profesor Etxeberría los estudió sin orden judicial previa. Pretende eliminarlos de la causa. Además, tampoco ha habido confesión en ningún momento. Bretón siempre ha mantenido su inocencia. Y así comienza el juicio.