Calma en las calles turcas tras 48 horas de reyerta entre policía y manifestantes. Todo comenzó el viernes con el desalojo de la plaza Taksim, en Estambul, donde centenares de turcos acampaban para evitar la tala de árboles. La fuerza excesiva utilizada por la policía provocó el efecto llamada.A las pocas horas decenas de miles de turcos se echaban a las calles de Estambul y de otras 89 ciudades del país, en una protesta ya politizada y que pedía la dimisión del gobiernoLa trifulca iba en aumento. La policía utilizó a discreción el gas lacrimógeno. También gas pimienta y cañones de agua a presión. Los manifestantes respondían lanzando objetos. Y así durante un día y medio. El sábado por la tarde el primer ministro, Tayyip Erdogan, admitía que "podía haber habido" un uso excesivo de gas, pero exigía a la población que cesara en sus acciones.Ellos, lejos de obedecer, intentaban, de nuevo, ocupar la plaza Taksim. Era entonces cuando Erdogan decidía retirar a la policía de las calles. Gesto que los manifestantes han interpretado como una victoria. De hecho, ya ocupan la plaza y han pasado allí la noche del sábado.Han sido 48 horas de disturbios, que se saldan con casi mil personas detenidas y más de un centenar de heridos. La calma ha vuelto a Turquía, pero el Gobierno avisa de que no va a dar marcha atrás en su plan de construir en Taksim un centro comercial.