El presidente del Gobierno ha sido el encargado de inaugurar la cuarta cumbre empresarial Latinoamérica-Unión Europea. Sin adornos. Con petición clara y directa a las economías emergentes. "Estamos reduciendo nuestros costes laborales y aumentando nuestra competitividad", ha dicho Mariano Rajoy. "Estamos mejorando nuestra regulación para que las empresas puedan hacer negocios de manera más fácil. El sector público se está redimensionando. En definitiva, estamos creando oportunidades de negocio para inversores extranjeros en nuestro país. Y yo, como presidente del Gobierno, les invito a que vengan a comprobarlo". Mientras suena esa flauta, lo hacen muy bien las gaitas del colectivo español en Chile. Recibimiento cariñoso que le ha tocado la fibra. "Sobre todo, cuando vivimos momentos difíciles, en que muchas veces no se comprenden lo que hacen los gobernantes", ha reconocido el presidente, "es muy reconfortante, también, que de vez en cuando alguien tenga un detalle de cariño con uno". Tras días de mucha tensión, paro y corrupción en alza, que hacen sacar el lado más sincero. "Hay gente que se cree que somos otra cosa y no, los políticos somos seres humanos, como cualquiera, y también nos emocionamos y tenemos derecho a emocionarnos. Y a mucha honra", ha sentenciado Mariano Rajoy. Sentimiento para acabar una jornada maratoniana previa a la cumbre que empieza esta tarde. Una cumbre en la que podremos, por ejemplo, tomar la temperatura a las relaciones con Argentina y Cuba. Con Rajoy estarán Cristina Fernández de Kirchner y Raúl Castro, en su primera participación en este foro transatlántico.