Cerrada la sexta planta del hospital Carlos III. Allí los médicos comprueban la evolución de Teresa, la enfermera infectada y en esa misma planta atienden y analizan a otros tres pacientes que también podrían tener ébola. Cada uno en una habitación aislada. Uno de esos sospechosos es el marido de la enfermera. Él no ha mostrado síntomas claros pero ha estado expuesto al virus sin protección y podría estar infectado. "Está también en evolución y en observación", alega en jefe de servicio de medicina interna, Francisco Arnalich. En otra sala, está ingresada una enfermera del Hospital. Tuvo contacto con los dos misioneros muertos por el virus. Ha tenido diarrea y, por si acaso, se le ha ingresado y protegido. También en esa planta un hombre nigeriano que llegó con fiebre de un viaje de Liberia. Todos aislados, comprobando cómo evolucionan para descartar que tengan el virus. La enfermera infectada, que ha evolucionado positivamente dentro de las precauciones, recibe un suero experimental de un donante anónimo que ha superado al ébola. Esa es, por ahora, la vía para que Teresa pueda vencer al virus.