Dice el presidente Poroshemko que recuperar el bastión separatista de Slavianks, durante meses el bastión más importante de los rebeldes, es un punto de inflexión en la lucha para controlar el este del país. Una gran victoria aunque no la final. Y sin duda no ha sido fácil. Los rebeldes atrincherados abandonaron Slavianks sembrando el pánico entre los pocos que quedaban, tras verse cercados por las fuerzas ucranianas. La autoproclamada república popular de Donetsk confirmó la rendición de la ciudad y el traslado de los milicianos a unos 15 kilómetros al sur. Los tanques y la infantería del ejército ucraniano habían sido esta vez invencibles. Testigos del repliegue de los separatistas señalan que al menos una columna rebelde se dirigió en dirección a Donetsk, con un millón de habitantes y en manos de los pro rusos. A lo largo de todo el domingo las fuerzas ucranianas bombardearon partes de la ciudad controlada por los rebeldes de Luhansk, cerca de la frontera rusa. Kiev, Moscú, París y Berlín consultan. Por primera vez, aunque con condiciones, el presidente ucraniano no exige la rendición total y accede a negociar con los rebeldes para poner fin a la operación militar lanzada por Kiev contra los insurgentes. -Redacción-