Desde que entró en la cárcel de Soto del Real, a bordo de un furgón, Luis Bárcenas no ha dejado de pedir su libertad de todas las formas posibles. La última vez, la tercera, fue hace una semana, en una carta manuscrita que envió al juez, con oferta de más documentos, incluida. Esfuerzo en vano. El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz le ha vuelto a decir no. Porque más de un año después de descubrir sus primeras cuentas en Suiza, al extesorero le siguen apareciendo fondos ocultos. "Posiciones económicas en el extranjero vinculadas al sr. Bárcenas o su familia y desconocidas hasta el momento", dice el juez. Las nuevas posiciones son dos, están en el Chase Bank de Manhattan y se alimentan de otras cuentas de la familia Bárcenas. Pero no es sólo eso. El juez sigue sin fiarse del extesorero y de lo que pueda hacer una vez en la calle. Persisten los "riesgos de fuga, destrucción de pruebas y de reiteración delictiva". La oferta de nuevos documentos tampoco le vale a Ruz que le responde directamente a Bárcenas: si quiere darle algo, lo puede hacer desde la cárcel, donde de momento, tendrá que seguir. Y ya son casi nueve meses.