Las batas blancas en Bolivia llevan ya un mes manchadas de humo. De las consultas a la calle. Hasta en pequeñas barricadas encontramos a médicos y personal sanitario en La Paz. Le hacen la guerra a una nueva ley que contempla incluso la cárcel en caso de negligencia. Alzan la voz porque, dicen, en muchos casos la mala praxis se debe a la falta de recursos. Y queman una figura de la ministra de Sanidad, claro símbolo de que las conversaciones con ella y con el Gobierno de Evo Morales se han agotado. Mientras la disputa avanza y retrocede, las salas de espera están estancadas. La ONU y Vaticano advierten, si las protestas continúan la crisis es inminente. La verdadera urgencia es la salud del sistema sanitario en Bolivia.
-Redacción-