A las 12:00 del mediodía comenzaba un registro exhaustivo de la vivienda de Bernardo Montoya, el vecino que vivía justo enfrente de Laura. Se acordonaba la zona, pedían a todos los vecinos y periodistas que desalojasen la calle y comenzaban a llegar perros, personal especializado y material de la científica. Colocan incluso una carpa para trabajar con total privacidad. El único sonido proviene de los mazazos que salen del domicilio. Una inspección sumamente meticulosa que realizan en presencia de dos testigos aleatorios. A las 15:30 horas de la tarde finaliza el registro de la casa propiedad de la familia del hasta ahora único detenido. Una vivienda en muy mal estado que él ocupó hace apenas dos meses, cuando salió de la cárcel. Un domicilio que hoy se ha examinado en busca de pistas.
-Redacción-