La ciudad de Hebi, en la provincia de Henan, es una megalópolis china con un millón seiscientos mil habitantes. Y ha desarrollado un sistema de pavimento urbano que absorve el agua, evita inundaciones, la purifica y la acumula para necesidad posteriores. El asfalto poroso es capaz de absorver lluvias ligeras, medias e intensas. Y cuando llueve permite caminar por él sin riesgo de deslizamientos. Al purificar el agua de la lluvia y retenerla, se utiliza después para regar los parques y jardines. "La ciudad esponja es el futuro de las ciudades", asegura Zhou Feixiang, ingeniero de la Academia China de Planificación y Diseño Urbano. La iniciativa, que comenzó como una solución a las inundaciones, se extiende por esta megalópolis. Un ejemplo de desarrollo urbano sostenible en el que china avanza a pasos de gigante.
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