Miguel Rosendo, líder de los "Miguelianos", ha escuchado inmutable como el fiscal describe su Orden religiosa como una secta: "los mecanismos sectarios son suficientes para someter la conducta al control y la voluntad del líder". Sus víctimas eran sometidas a una obediencia incondicional al elegido a través del miedo y del engaño con frases como éstas: "Dios me dice que...", "Dios me ha dicho que..." Según la acusación utilizaba técnicas de persuasión coercitiva con las que poco a poco se adueñaba de las mentes de sus fieles, y en ocasiones, de sus cuerpos. Le acusan de una agresión y dos abusos sexuales. "Los tocamientos van creciendo en número e intensidad y las acaba haciendo participar en un sexo grupal", relata el fiscal. La defensa niega todos los cargos y se aferra a los 4 años que está a punto de cumplir en prisión provisional para pedir la libre absolución.