Circula mirando al móvil y todo a su alrededor desaparece. Ni coches, ni señales, peatones. Así de contundente es la nueva campaña de la DGT. Vuelta a la línea dura para dejar bien claro el peligro que supone el móvil al volante. El semáforo cambia de color pero desaparece de la vista, la moto que circula a nuestro lado se vuelve invisible y en segundo todo cambia. Pero con el móvil no sólo se habla, también se envían, reciben y se leen mensajes. Casi la mitad de los jóvenes wasapea al volante sin percibir peligro alguno, pero a 120 por hora supone recorrer 660 metros a ciegas. Y por eso se van a endurecer las penas a los reincidentes multados por usar el móvil, el 30 por ciento de los fallecidos en carretera tuvo un accidente mortal por culpa de una distracción.