El sonido de la sirena esta madrugada no indicaba el inicio ni el fin de un turno. Llamaba a los trabajadores de La Naval a un nuevo encierro por defender sus puestos de trabajo, para intentar paralizar el ERE al que los tribunales daban ayer luz verde. Según avanzaba la noche lanzan soluciones a las puertas del que ha sido su trabajo para muchos más de tres décadas. El optimismo inicial, se torna desamparo. Y de nuevo la sirena, con el cielo teñido por humo rojo de las bengalas, marcaba el paso para la movilización poco antes del amanecer.