Recalaron hace un mes en los puertos de Barcelona y Tarragona. El ferry, conocido como barco de piolín, se convirtió en objeto de risas y burlas. Hoy, más de 3.000 policías y guardias civiles continúan hospedándose en ellos. Ya llevan un mes y medio en camarotes estrechos, con armarios en los que no caben los uniformes ni los zapatos, sin frigoríficos ni estantes, con basura que se acumula, baños sucios, ropa tendida en los pasillos,  unas instalaciones que se asemejan más a una cárcel que a un cuartel de Policía. El Gobierno ya ha gastado más de 40 millones de euros en tres semanas por el alquiler de esos navíos de bandera siciliana. Hace unos días recibieron la visita del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, al que trasladaron sus demandas. Ayer les avisaron de que la comisión podría prorrogarse hasta el 2 de noviembre. De momento tampoco hay confirmación oficial, por eso todavía no saben cuándo volverán a casa ni cómo compensarán estos servicios extras.
-Redacción-