El dibujo comenzó siendo un refugio en su época escolar para Carlos de la Torre, convertido hoy en un autogestor. Esa afición, a la que tantas horas dedicó en sus recreos, le dio alas y la oportunidad de demostrar una habilidad que dejaba en segundo plano su discapacidad intelectual. Ellos, como todos, son personas con capacidades, gustos, sueños y necesidades. Carlos acude cada día a un centro. Allí formó un grupo de autogestores. Con ellos comparte su experiencia y motiva a compañeros para que aprendan a tomar decisiones, a que lleven las riendas de su propia vida. Ha abierto los ojos, por ejemplo, a Ismael y a cientos de personas, porque Carlos es la voz de la autogestión. Así que Carlos ha sido seleccionado entre mil personas para formar parte del grupo Gadir. Eso supone la participación de personas con discapacidad en órganos de decisión. Da conferencias en Andalucía, en Madrid...El próximo reto será Bruselas como altavoz de la autogestión.