Urdangarin, penúltimo intento de evitar el camino que lleva a la cárcel. Lo último, el recurso en el que niega todos los delitos. En el que se pinta a sí mismo como un "amigable componedor". "Una figura jurídica que soluciona y evita pleito", explica su abogado Mario Pascual Vives. Lo de "amigable componedor" es lo más pintoresco de un alegato de 248 páginas por lo demás, sin sorpresas. El exduque de Palma insiste en su tesis de siempre: que era "un simple mediador sin conocimientos de derecho" que obró con la conciencia de que todo se hacía "correcta y legalmente". El recurso es duro con la sentencia repleta, se dice, de "fundamentaciones ilógicas, absurdas". En el que se afirma que la versión judicial, según la cual utilizó Nóos para desviar hasta seis millones de euros a sus bolsillos, "resulta más improbable que probable". De los testigos y sus argumentos, Urdangarin afirma: son "básicamente defensivos", tienen "credibilidad mínima". Su socio Torres también ha presentado recurso. También fiel a su estrategia: se ampara en que la casa real supervisaba hasta a los becarios. Urdangarin está condenado a 6 años y tres meses. Torres a ocho años y seis meses. La Fiscalía pide revisión al alza. La cosa está en el Supremo.
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