Durante años Nancy ha bajado y subido a cuestas hasta cuatro veces al día a su hijo Ramón con parálisis cerebral. Ahora Ramón tiene 16 y a su madre la acaban de operar. Ya no puede cargar con sus 50 kilos. Un segundo piso sin ascensor y la impotencia de una madre coraje que no deja de buscar desesperadamente una solución, porque sin su ayuda Ramón no puede salir de su casa, que se ha convertido en su particular cárcel; lleva encerrado más de 20 días. Él quiere hacer su vida normal, como ir a natación, y algo que es primordial para su salud, su rehabilitación. Llevan años luchando por una vivienda adaptada, pero desde el Ayuntamiento sólo le dan una ayuda temporal, un asistente social que los ayude hasta que Nancy se recupere. Pero lo que su familia pide es que Ramón recobre para siempre su libertad.
-Redacción-