La policía alemana no duda en usar cualquier medio para dispersar a los manifestantes que protestan contra la cumbre del G20 que comienza el viernes en la ciudad de Hamburgo. Con cañones de agua han disuelto a los miles de activistas que han marchado hacia un parque, junto al centro de congresos, y que ya había sido violentamente desalojado el día anterior. Más de 20.000 agentes llegados de todos el país se han dado cita en Hamburgo, donde se espera la presencia de, al menos, unos 8.000 activistas violentos, según las previsiones del ministro de Justicia.