En plenos Jardines del Generalife, subiendo las escaleras del agua el mirador nos abre sus puertas. El punto más alto de toda la Alhambra, un lugar desde el que, como su propio indica, es para enamorarse otra vez. Porque desde aquí no solo impresionan las vistas. Pero no sólo las visitas son únicas. Cerrado habitualmente al público por motivos de conservación, durante todo el mes de julio podrán visitarlo. Una oportunidad única para descubrir el lado más desconocido de la Alhambra. Construido en 1836, un pequeño balcón desde el que se disfrutara de unas maravillosas e inéditas vistas del monumento y de la ciudad.