El estadounidense de 22 años liberado en estado de coma hace una semana por Corea del Norte ha fallecido durante la noche de este lunes. Su familia condena el abuso del régimen de Pyongyang, que lo habría sometido a trabajos forzados, y denuncia que sus lesiones las podría haber producido un paro cardiaco y no un brote de botulismo, como aseguran las autoridades norcoreanas. El error del joven, que él mismo calificaba como el peor de su vida, fue llevarse un cartel propagandístico del hotel en que se alojaba sin saber que sería su último viaje.
-Redacción-