Es una plaga que cada vez ataca a más barrios. Una marea de anuncios inunda cristales y parabrisas.Publicidad de prestamistas, de inmobiliarias y sobre todo de prostitución.
La ordenanza de publicidad prohibe colocar estos carteles en los vehículos. Los vecinos pueden denunciarlo a la Policía Municipal, que a su vez denunciará a la empresa anunciadora. Las multas pueden llegar hasta los 30.000 euros.