Ocho meses sin Diana Quer que coinciden con el archivo provisional de su causa esta semana. En la que sólo hay una prueba física de gran valor, su teléfono móvil, del que se han podido salvar algunos contenidos, pero no todos los que se esperaban y del que la Guardia Civil continúa a la espera de poder cruzar, en un proceso lento y minucioso, los miles de datos y conversaciones recuperadas.
El aparato, arrojado supuestamente a la ría de Arousa desde el puente de esta autovía, fue encontrado 66 días después de la desaparición de la joven durante la madrugada del 22 de agosto del año pasado, cuando regresaba presuntamente a casa tras estar de fiesta con sus amigos en A Pobra do Caramiñal.
Desde entonces se han realizado rastreos sin éxito, analizado una veintena de terminales y medio millar de vehículos, de los que se estrecha el círculo sobre cuatro de ellos, que hicieron el mismo recorrido por carretera que Diana supuestamente esa noche. Además se han realizado hasta 200 interrogatorios. En los que se ha descartado, de momento, a todos los sospechosos. Una desaparición con indicios de no ser voluntaria, según el juez, pero en la que, eso sí, por falta de pruebas concluyentes, no se descarta ninguna hipótesis: desde el crimen, pasando por el secuestro, incluso por una red de tráfico de mujeres, hasta la fuga voluntaria, entre otras.
Múltiples enigmas de un caso del que se ha levantado el secreto del sumario para sorpresa de los investigadores y la familia, con disputas internas que han coincidido en el tiempo.
-Redacción-