Son el pecado gastronómico de la Semana Santa: las monas o las torrijas, dulce tentación en la que caen hasta los menos golosos y ahora todos esperan el milagro de que esos kilos de más desaparezcan. Cada torrija supone hasta 500 calorías, prácticamente un almuerzo completo. Azúcar que se almacena en el hígado, se transforma en grasa y queda acumulada en la zona abdominal o en piernas y glúteos. Para quitársela de encima hay que recuperar la dieta sana y el deporte. Una porción de este dulce equivale a más de dos horas de caminata a buen ritmo, una hora y media de baile, 80 minutos de bicicleta o casi una hora de natación. Tras las fiestas de Semana Santa llegan, ahora, tiempos de sacrificio.