Cualquier acción cotidiana, desde la hora a la que nos despertamos, la música que escuchamos, nuestros pasos, nuestras preferencias de compra, nuestra salud... Hábitos y más habitos, datos y más datos, humanos e incluso animales que, como avanzaba el matemático John Nash y se plasmaba después en la película "Una mente maravillosa" (Ron Howard, 2001), se pueden traducir en algoritmos. Con la capacidad tecnológica existente y la que se espera, con dispositivos cada vez más conectados, toda esa inmensa cantidad de acciones, el llamado "big data", se puede procesar para ofrecer información única hasta ahora en cualquier ámbito imaginable. A nivel gubernamental, en el mundo de las finanzas, en el sector sanitario, en la educación... Una revolución digital capaz de multiplicar la productividad profesional y el conocimiento sobre nosotros mismos que se espera que genere casi un millón de empleos en todo el mundo en menos de seis años. Con las matemáticas como profesión de presente y futuro. Pero con muchos retos por delante, el principal, entre otros, la gestión de la privacidad y del riesgo de ciberataques por la exposición masiva de datos individuales. Peligros de un avance revolucionario, el "big data" que, eso sí, figura como el elemento central, según Naciones Unidas, para lograr un desarrollo más sostenible del planeta.
-Redacción-