Un paseo en familia del oso pardo, por sus dominios, el Cantábrico, donde el osezno podría juguetear con muchos otros vecinos el lobo, el mirlo, el urogallo han sido cazados por las cámaras de este documental. Durante dos años el equipo ha sido voyeur de los bosques, de los ríos espiando al gato montés, al salmón siempre a contracorriente, a las plantas carnívoras saciando su hambre voraz. Un lado salvaje que el ojo humano no puede captar, solo con alta tecnología vemos así el despertar de la naturaleza. Cámaras térmicas, de alta velocidad, infrarrojos, o drones han encontrado el escondite de los habitantes del cantábrico. Asoman en un documental para descubrir al mundo este territorio indómito Cantabria, Asturias, País Vasco y Castilla y León. Escenario mágico para unos protagonistas tan bellos como salvajes.