Acompañan los cuerpos de dos de las setenta y siete víctimas mortales del atentado de Pakistán. Una minoría, la sufí, que llora este golpe contra su comunidad. Tamibén rezan en el mismo templo donde un kamikace perpetró el ataque bomba, reivindicado por Estado Islámico. Se ha decretado el luto en varias ciudades del país. Seis atentados, solo en la última semana. A las puertas del templo gritan a la policía. Denuncian la falta de seguridad. Dicen que este reguero de sangre se podría haber evitado. Los que estuvieron allí, lo recuerdan como el apocalipsis. En el hospital, algunos de los más de doscientos heridos están muy graves.
-Redacción-