Llegaba como siempre, cubriéndose el rostro y confiado en que su insistente perdón le libraría de una condena ejemplar. Pero la Audiencia de Barcelona ha considerado que Joaquín Benítez, aprovechando su jerarquía como profesor de gimnasia y siguiendo un mismo patrón, abusó de los cuatro denunciantes. Una condena de 21 años y 9 meses de prisión y un pago 120.000 euros de indemnización. Una sentencia ejemplar que ha hecho que Joaquín saliera corriendo de los juzgados admitiendo que "me lo merezco". Una victoria, entre abrazos y lágrimas, para las víctimas y sus familias. Aliviadas porque además la sentencia destaca unas secuelas terribles y permanentes. "El daño infligido ha condicionado el desarrollo de la personalidad de cuatro menores de edad por la comisión de un hecho perverso y odioso...", destaca la sentencia. La Audiencia no ha tenido en cuenta el supuesto amparo de los maristas. Dice tener sospechas pero no la certeza de un encubrimiento.