El joven asesinado vivía en Reocín (Canabria) con su padre, pero estaba pasando unos días en San Sevastáin con su madre. Ella ha escrito una carta a los amigos, en la que pide "que nos enfoquemos en el amor, que conservemos mucha PAZ y TRANQUILIDAD... que dejemos a un lado la rabia, las discriminaciones racistas y el odio". El viernes de madrugada Santi y sus amigos discutieron con otro grupo de jovenes, al parecer porque les pidieron tabaco. Los jóvenes le pateron la cabeza y le produjeron lesiones cerebrales tan graves que murió ayer en el hospital. El local está situado junto al ayuntamiento de San Sebastián, por lo que hay varias camaras en la zona con las que se ha identificado a los detenidos. Los siete han pasado toda la mañana declarando ante el juez.