La Plaza de San Marcos, en Venezia se preparaba para una conocida exposición de artistas, cuando de repente un puesto que no estaba previsto hizo saltar todas las alarmas. Era un liencia que captaba la atención de quien pasa por allí y todos se paraban a mirarlo. Una pintura de la que horas después se confirmaron todos los rumores: pertenecía a Banksy. Fue él mismo quien lo confirmó en sus redes sociales. Aunque quien estaba allí era su obra y no él, lo intentó disimular trayendo a su doble, un hombre que aguardab la pintura más reciente del artista británico oculto bajo un sombre y unas páginas de periódico. Ha querido así hacer una crítica al turismo masificado y a los miles de cruceros que cada año manchan la estampa idílica de Venecia y sus canales. Una obra reivindicativa que no tenía licencia y que debido a los agentes se lo ordenaron, tuvo que desmontarla, recogerla y llevarla de vuelta a casa, en un crucero.