Durante su visita a Venezuela, la alta comisionada para los derechos humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Michelle Bachelet pudo ratificar lo expresado en su informe oral del pasado mes de marzo en Ginebra: En Venezuela hay serios problemas de tortura y el venezolano atraviesa un grave deterioro de su calidad de vida.
Dejar en el país dos oficiales de derechos humanos para brindar asistencia y asesoría técnica, el acceso a los denominados presos políticos, y el compromiso del gobierno de Maduro para que se pueda hacer una evaluación de la comisión de prevención de la tortura, son algunos de los logros alcanzados por Bachelet.
Se abre un espacio para que los crímenes de lesa humanidad sean llevados a la justicia internacional, y ser sustentados por lo que vaya a presentar Bachelet en su informe conclusivo del próximo 5 de julio.
El paso de Bachelet por Venezuela generó falsas expectativas, puesto que su condición de alta comisionada de la ONU no le da capacidad jurídica ni poder político necesario para promover cambios de gobierno en ningún país.