Pekín (China), 20 nov (EFE).- Comenzó como una modesta librería y acabó por convertirse en un oasis de libertad al que acudían escritores y ratones de biblioteca para discutir sobre temas que a veces sobrepasaban lo políticamente correcto. Pero casi 20 años después de su fundación, Bookworm se ha visto obligada a cerrar sus puertas.
Imagen: Jaime Castro.