Madrid, 5 abr (EFE).- El coronavirus ha transformado la muerte. Sin velatorios ni despedidas, gestionar la pérdida de un familiar se convierte en una pesadilla agravada por la saturación de los servicios funerarios: retrasos de dos o tres días en entierros e incineraciones en Madrid que en algunos casos superan la semana.
Más de una semana "sin certezas", con familias en vilo que denuncian falta de información sobre la ubicación de los restos -hasta 6 días para localizar a los suyos- o la ausencia de plazos claros.
EDICIÓN Y LOCUCIÓN: ROSA IRENE MONSIVÁIS