Valencia, 19 abr (EFE).- Una singular decisión del Juzgado de lo Mercantil 3 de Valencia ha permitido quitar las telarañas a una antigua empresa de confección de Carcaixent (Valencia) que se encontraba desde hace meses en fase de liquidación, para que retome la actividad de confección de mascarillas y batas de protección de forma totalmente altruista, con la colaboración de voluntarios y donaciones económicas.
Muchos años antes de la llegada del coronavirus otras pandemias, también procedentes de Asia, asolaron buena parte de textil valenciano condenando a cientos de empresas tradicionales, muchas de ellas negocios de familia, a un lento declive y el cierre final.
A las afueras de Carcaixent, entre el campo de fútbol municipal y el Barranc Ample, tres naves industriales de ladrillo caravista son una muestra más de esta plaga. En su interior, maquinaria de tejer ya obsoleta evoca un pasado feliz e inspirador dedicado a la moda infantil, diseños coloridos y catálogos en constante renovación.
"El mecánico que ha revisado toda la maquinaria no nos ha cobrado nada", explica ilusionado y agradecido el administrador concursal Luis Sabatés (del despacho valenciano Legal Notes).
El pasado 27 de marzo, la antigua propietaria de Confecciones Sulfy, María José Brines, y él solicitaron al juez la autorización para reanudar la confección y poder fabricar mascarillas, y al día siguiente el juez Eduardo Pastor la concedía.
IMÁGENES DE LAS TRABAJADORAS VOLUNTARIAS EN CONFECCIONES SULFY HACIENDO MASCARILLAS.
DECLARACIONES DEL ADMINISTRADOR CONCURSAL, LUIS SABATÉS, Y DE MARÍA JOSÉ BRINES, ANTIGUA PROPIETARIA DE LA EMPRESA