Washington, 9 jun (EFE).- Fue erigida en cuestión de horas, en el fragor de las protestas que sacudieron a Estados Unidos a raíz de la muerte de George Floyd, pero hoy la valla que el presidente Donald Trump puso entre él y los manifestantes frente a la Casa Blanca se ha transformado en un símbolo contra la violencia racial y de unión en medio de la diversidad.
Pedazos de tela o de papel con llamados a respetar la vida, a rechazar el racismo, a favor de la igualdad y contra la supremacía blanca han cubierto el rejado que mantuvo a raya a centenares de manifestantes que durante varias noches ensordecieron a Trump tras el fallecimiento de Floyd a manos de un policía blanco.