Ni el gol 700 de Lionel Messi pudo opacar, por al menos algunos días, las constantes polémicas que rodean a su Barcelona. Es que el equipo catalán no sabe cómo lidiar con la reciente sequía continental (la última Champions League obtenida fue en 2015, cuando todavía tenía a Andrés Iniesta y Xavi Hernández) y, para colmo, es testigo de cómo su archienemigo Real Madrid se encamina a arrebatarle el título de liga (este jueves se puede alejar a cuatro puntos si vence a Getafe desde las 17, por DirecTV) con un plantel mucho menos lujoso que el del culé desde que Cristiano Ronaldo partió hacia tierras italianas.
A tan sólo unos meses de haber despedido al entrenador Ernesto Valverde, su reemplazo, Quique Setién, no parece gozar de la estabilidad que tienen los de su profesión al menos por un tiempo desde su asunción. A las críticas de Luis Suárez y el desplante de Lionel Messi a uno de sus ayudantes en pleno partido , se le sumaron los dardos lanzados desde el entorno de Antoine Griezmann por lo sucedido en el pálido empate 2-2 ante Atlético de Madrid el martes como local.
Es que el francés, el gran fichaje culé del último mercado de pases, ingresó recién en tiempo de descuento, lo que provocó la reacción del padre y el hermano del atacante en las redes sociales. "Dos minutos... Para llorar", espetó el hermano de Griezmann, en un tuit que luego tuvo que borrar.