España tiene más de 5.000 kilómetros de costa repartidos entre la península ibérica y los archipiélagos. Además, cuenta con playas para todos los gustos: desde las frías aguas del Atlántico gallego para los más atrevidos hasta la calidez del Mediterráneo y del Mar Menor para los frioleros.
Hay playas larguísimas como las de Cádiz y calitas escondidas como las de la Costa Brava o Menorca. De arena o de guijarros, con viento para hacer surf o sin olas para que los niños jueguen sin peligro. Con todos los servicios y el chiringuito a mano, o perdidas e inaccesibles a las que se debe llegar andando o en barco. Algunas con los prados y las vacas a pie de playa, como en el Cantábrico, otras con arena negra y volcánica como las de Lanzarote. Toda esta cantidad y variedad hace que nuestro país sea uno de los destinos favoritos para los amantes del mar.