La ‘pillada’ de esta semana al presidente de Cantabría, Miguel Ángel Revilla, quien gobierna la región gracias a una coalición con el PSOE de Sánchez, en el interior de un restaurante, comiendo y fumándose un puro, saltándose las restricciones a la restauración aprobadas por su propio Ejecutivo sigue trayendo cola. La última reacción, la de la asociación de hosteleros de Cantabria que lo ha acusado, entre otras cosas, de “tener muy poca vergüenza”.