Es el mal que aqueja a muchos políticos, creer que los ciudadanos se chupan el dedo.

O, dicho de otra manera menos elegante, el dirigente de turno considera que los españoles deben ser unos idiotas de mucho cuidado a los que se les puede vender a la vez una cosa y la contraria.

El mejor ejemplo lo conforma la ministra de Sanidad, Carolina Darias, más conocida como "Dañina", copyright de Federico Jiménez Losantos.

La titular del área gubernamental de Salud ha pretendido tomarle la cabellera al personal al intentar tirar balones fuera con respecto al cambio de criterio sobre las restricciones que quería imponer al sector hostelero.

Recuerden que el 2 de junio de 2021, tras la reunión del Consejo Interterritorial de Salud, Darias se descolgaba con un semáforo covid para justificar el cierre de bares, cafeterías y restaurantes que estuviesen en zonas con una alta tasa de incidencia de contagios.

La rebelión de autonomías como Madrid, Andalucía, País Vasco o La Rioja, a pesar de que esta inicialmente votó a favor de las medidas de Sanidad, provocó tal revuelo, que a Darias no le quedó más remedio que recular.

Máxime cuando la propia Audiencia Nacional valoró el recurso presentado por el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso contra ese ataque desproporcionado contra la hostelería.

Pues bien, en solo siete días, en 168 horas, Carolina Darias tiene los santos arrestos para salir en rueda de prensa y, lejos de asumir su error, ahora esgrime como argumento de peso que su ministerio jamás impuso nada, que todo fueron recomendaciones.

Como hacía José María García en sus mejores tiempos, no hay mejor prueba que las propias palabras de la titular de Sanidad para comprobar cómo esta ha intentado mentir a los españoles.

Así se dirigía a los medios de comunicación el 2 de junio de 2021:

Las restricciones son de obligado cumplimiento, ya lo saben, lo hemos dicho en innumerables ocasiones y también lo saben las comunidades autónomas.

Pero el 9 de junio de 2021 negaba la mayor con toda la soltura del mundo:

Como dije la pasada semana, lo que se elevó al Consejo fue una propuesta porque, lo quiero dejar bien claro, el Ministerio no impone nada.

Como diría el clásico, "no hay más preguntas, señoría".