Rafael Olivera (70 años), fue asesinado en su vivienda del barrio Henter de Montecarlo en medio de un ritual, que le provocó una terrible agonía. Por el crimen fue detenida una mujer de 50 años, quién había estado en la casa con la víctima, momentos previos a su deceso. El cadáver mostraba evidencias de mordeduras, tenía un clavo incrustado en la muñeca, hematomas en varias partes del cuerpo y restos de jabón en polvo en la tráquea y fosas nasales.
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