Los arrecifes coralinos son ecosistemas marinos enormemente diversos, los cuales albergan entre un cuarto y un tercio de todas las especies marinas. Los corales pertenecen al grupo de los cndiarios (del gr. κνίδη, ortiga). Su nombre se debe a la presencia de cnidocistos, células especializadas. Existen varios grupos de corales, los corales verdaderos masivos y ramificados. Estos últimos que han establecido relaciones mutualistas con algas simbióticas (zooxanthellae), a la que pertenecen la mayoría de las especies formadoras de arrecifes, así como especies sin estas algas (azooxanthellae) (Cortés 2009). Están asociados principalmente a aguas tropicales poco profundas, aunque algunas especies se encuentran en plataformas continentales, taludes, montes submarinos y sistemas de crestas.
Los arrecifes coralinos se desarrollan en su mayoría en aguas transparentes, cálidas y someras de los trópicos alrededor del planeta. La disponibilidad y la penetración de la luz, se relacionan con la fotosíntesis de las zooxantelas, el ámbito de temperatura en donde los corales se desarrollan mejor es entre los 23 a 28°C. No obstante, las temperaturas mínimas y máximas en las que los corales del trópico pueden vivir oscilan entre los 16ºC y cerca de los 32ºC. Otros factores que condicionan el establecimiento de los corales, son las concentraciones de sedimentos y contaminantes, las corrientes de agua dulce, los nutrientes, la velocidad y la dirección de las corrientes, el oleaje y la amplitud de las mareas.
Este ecosistema es muy susceptible al efecto de factores externos y a las alteraciones, por lo cual es indispensable no tocar los corales. El hecho de mover las patas de rana o aletas cerca de la base de las colonias coralinas levanta un sedimento que tapona las vías digestivas y los mata. También algunas especies son muy frágiles y se rompen con impactos fuertes. A fin de causar el menor impacto se debe evitar tocar las colonias con las manos o con las patas de rana, así como pararse sobre el arrecife. Debe procurarse mantener alejadas las patas de rana del suelo marino. Por las mismas razones, la persona no se debe quitar el cinturón de pesas, ya que podría arrastrarlo por el suelo marino o sobre el arrecife.
La conducción de embarcaciones cerca de los arrecifes de coral debe evitar el uso de anclas, el cual debe efectuarse sólo en áreas dedicadas para ese objetivo. También debe tenerse en cuenta que en baja marea las hélices de la propela pueden dañar las estructuras coralinas. Nunca extraer organismos ni material del arrecife coralino, ya que es material que usan los seres vivos en ese hábitat para su sobrevivencia.