Oh Espíritu Santo, alma del alma mía,
en ti solo puedo exclamar: Abbá, Padre.
Eres tú, oh Espíritu de Dios, que me vuelves capaz de pedir
y me sugieres qué pedir. Oh Espíritu del amor,
suscita en mí el deseo de caminar con Dios:
solo tú lo puedes suscitar.
Oh Espíritu de santidad, tú escudriñas las profundidades
del alma en la que habitas y no soportas en ella
ni siquiera las mínimas imperfecciones: quémalas en mí, todas,
con el fuego de tu amor.
Oh Espíritu dulce y suave, orienta cada vez más
mi voluntad hacia la tuya,
para que pueda conocer claramente,
amar ardientemente y cumplir eficazmente.
Amén