Hemos ganado. No es lo habitual, pero, en esta ocasión, David ha vencido a Goliat.
El 13 de junio 2021 anuncié aquí que había comenzado nuestra batalla legal contra ATRESMEDIA, dueña de Antena 3, LaSexta y Onda Cero.
Y subrayé entonces que ese gigante mediático, donde militan Ferreras, Évole, Wyoming y otros parecidos, intentaba silenciar a Periodista Digital a golpe de millones.
Nos exigían la friolera de 100.000 euros por dar noticias como que recibían sustanciosas subvenciones del Gobierno PSOE-Podemos en plena pandemia, que ‘retocaban’ sus encuestas para favorecer al socialista Sánchez o que ‘Newtral’, el chiringuito de Ana Pastor, se usaba para perjudicar a medios no afines al poder.
Pues hoy, 10 meses después, quiero anunciar que los jueces no solo dan la razón a Periodista Digital y a la libertad de expresión, sino que condenan a Atresmedia a pagarnos 17.235,29 euros de costas.
La sentencia es firme. No hay ya recurso posible.
Si, la grandeza de un hombre se mide por la talla de sus enemigos, como se recoge en el Evangelio de San Mateo, y lo que sirve para las personas debería servir para las organizaciones, Periodista Digital es muy grande.
ATRESMEDIA, con una plantilla de 2.500 empleados, ingresos de más de 1.000 millones de euros al año, nos demandó para taparnos la boca.
Ese colosal grupo tiene cinco veces más altos directivos con bonus opulento, que toda la plantilla de redactores de Periodista Digital.
Y si, además de por el tamaño de nuestros enemigos, nos miden por la catadura de estos, seguro que aparecemos en lo más alto del ranking, porque desde nuestro nacimiento como diario online, hace ya más de dos décadas, hemos tenido reiteradamente rivales de la peor ralea.
La lista produce escalofríos y va desde Pablo Iglesias a Gonzalo Boye, ex colaborador de ETA en un secuestro y abogado de Puigdemont, pasando por la ex vicepresidenta socialista Carmen Calvo, el ex ministro Ábalos, chavistas, yihadistas y zarrapastrosos de todo pelaje.
El simple hecho de recibir un burofax, anunciando una demanda, puede ser paralizante para una empresa periodística como la nuestra y no sólo por la posibilidad de terminar siendo condenado a una multa descomunal en los tribunales.
Pero nos da igual.
Nadie edita a nuestro editor. Somos libres y siempre hemos optado por dar la batalla, asumiendo los riesgos.
A por todas. Merece la pena.