Sandy lo tiene todo en la vida. Felizmente casada y madre de dos hijos, disfruta preparando grandes cantidades de comida a toda la familia. Sin embargo, el mundo perfecto de Sandy se viene abajo cuando descubre que su marido le es infiel.
Sandy quiere recuperar el tiempo perdido y decide marcharse a Nueva York con sus dos hijos para superar la dolorosa ruptura. Escarmentada de los hombres y sin apenas buscarlo, Sandy conoce a Aram, un simpático joven recién licenciado que le hace ver la vida de otro color. Este trabaja en la cafetería situada justo debajo del apartamento que alquiló Sandy y, cuando la carrera de esta despega le pide que trabaje como el canguro de sus hijos, quienes lo adoran. Sin embargo, pronto surgen las complicaciones para que formalicen su relación, entre ellas la negativa de familiares y amigos que ven en la edad un problema mayúsculo.