El "atentado" que, en palabras del presidente de Argentina, Alberto Fernández, sufrió este jueves la vicepresidenta, Cristina Fernández, es el culmen de la aguda tensión política que vive el país desde el 22 de agosto, cuando un fiscal pidió para ella 12 años de prisión por presunta corrupción.
Un hombre fue detenido en la noche de este jueves después de empuñar un arma de fuego y apuntar al rostro de la ex-mandataria, quien, en un gesto reflejo, se agachó en medio de los escoltas que la protegían cuando llegaba a su domicilio en el barrio capitalino de Recoleta.