Desesperado por la lentitud de la justicia mexicana, el exdirector de la Comisión Nacional del Deporte, de 80 años de edad, advierte que no descansará hasta que los agresores de su “ñiña” reciban una condena rotunda, similar a la que se dictó contra la banda de plagiarios “Los Petriciolet”, ligada al caso del hijo del empresario