Dos nombres propios vertebran la actualidad en los últimos días y lo seguirán haciendo en el futuro: Giorgia Meloni y Macarena Olona.
La primera ha hecho historia en Italia al arrasar a la izquierda en los últimos comicios italianos del pasado 25 de septiembre. Nadie hubiera apostado por ella hace apenas dos años y ahora, 'con dos melones', como ella misma publicaba en sus redes sociales horas antes del cierre de los colegios electorales, es ya la futura primera ministra 'in pectore' del país transalpino, a pesar del extraño sistema electoral italiano que le obligará a buscar alianzas con Berlusconi y con Salvini.
En España. Macarena Olona, una de las mejores cabezas jurídicas y políticas con las que contamos, sigue ofreciendo conferencias a lo largo y ancho del territorio nacional. La última en el Club Rotario de Sevilla. Olona ha reiterado que no va a fundar una nueva fuerza política de momento, 'porque sería una irresponsabilidad' fragmentar más el mapa político español, a menos que Vox deje de ser percibido como una alternativa.
Olona ha pedido que cesen los ataques contra su persona, sobre todo en redes, que ya ha judicializado. ¿Por qué defiendo a Macarena Olona, tras haber criticado a Vox en un pasado reciente y cuestionado el papel que se le obligó a hacer como candidata? A las pruebas me remito. Sería bueno, no obstante, que decrezca la polémica, porque esta sólo beneficia a una izquierda que se frota 'las patas' ante el espectáculo.
España no puede permitirse el lujo de prescindir de una cabeza como la de Olona... ¡qué la dejen en paz de una vez y que hable cuanto quiera y dónde quiera! A mi entender, está siendo demasiado leal y noble con quienes un día no lejano fueron sus compañeros de partido.