Cuando te sientas perdido y sin ganas de continuar en la vida, tómate un momento para orar y reencontrarte con Dios. Coloca todos tus miedos y preocupaciones en sus manos, y con fe, agradece de corazón por todo aquello que ya se ha ido y por todo lo nuevo que vendrá a tu vida.
Porque cuando se ora con fe y amor, las bendiciones de Dios se hacen presentes en la vida.