El Tribunal Constitucional ha paralizado el asalto a la Justicia del socialista Sánchez y sus compinches.
Por seis votos, los de los magistrados garantistas, frente a los cinco de los sanchistas, el TC suspende cautelarmente el cepillado del Código Penal, que el Gobierno PSOE-Podemos imponía para favorecer a golpistas y corruptos y la reforma de tapadillo de dos leyes, para hacerse con el control del Consejo General del Poder Judicial y del propio Constitucional.
Mientras los cofrades de Iglesias, Rufián y Otegi llaman a tirarse al monte, los prebostes del PSOE dicen a regañadientes que acatarán, pero la verdad es que no les queda otra, sopena de acabar en la cárcel.
Lo de este 19 de diciembre de 2022 es un balón de oxígeno, pero poco más.
Si la oposición -PP, VOX y los españoles que creen en la democracia-, no pasa al contraataque; la izquierda, la ultraizquierda y todos los zarrapastrosos agrupados en torno a Sánchez, volverán a la carga.
La resolución del TC nos da algo de tiempo.
Pero poco y hay que aprovechar los cinco meses que restan hasta la elecciones municipales y autonómicas, para movilizar a la ciudadanía contra la arbitrariedad, el sectarismo, la ineptitud, la mangancia y la soberbia.
Lo del Constitucional no tiene precedentes, pero tampoco tenía precedentes una grosería como la perpetrada este lunes por Sánchez con Felipe VI.
Ha sucedido en la estación madrileña de Chamartín durante el viaje inaugural del AVE a Murcia.
El presidente socialista ha recibido al Rey en la planta superior y tras una breve conversación, en la que el jefe del PSOE pidió al monarca que se posicionara oficialmente contra los garantistas del TC, algo que Felipe VI rechazó apelando a la neutralidad que le exige la Constitución, ambos comenzaron a caminar hacia el tren.
Y ahí fue cuando Sánchez, con cara de malhuele, aligeró el paso, se colocó por delante del Rey y entró al vagón el primero, saltándose el protocolo y haciendo patente su desdén por Felipe VI.
Vean…
Ignoro lo que hablaron el dueño del PSOE y el Rey de España durante las tres horas que duró el viaje, pero coincidirán conmigo en que este Sánchez es más basto que la lija del cuatro, un zafio, un ordinario, un gañán, un hortera y que cuando pierda las próximas elecciones, que las perderá y salga escopetado de La Moncloa, debería presentar su candidatura a secretario general de Groseros Sin Fronteras.
Seguro que consigue el puesto.