Las imágenes de la superficie terrestre tomadas por la NASA durante décadas son una fuente inabarcable de información que no hay equipo humano que pueda explotar. Pero sí lo puede hacer la inteligencia artificial (IA) que ya ha demostrado su potencial para dar con patrones en bases de datos de imágenes como los estudios de radiología que han enseñado a la IA a pronosticar el cáncer de mama.