Se ha puesto de moda insultar a los empresarios de más éxitos en este país. Que una gran empresa de la alimentación ganase 719 millones de euros el año pasado fue considerado una invitación a la barra libre de las descalificaciones hacia su propietario. Pero en el mismo periodo de tiempo, esa misma empresa procuró el 2,1% de todos los ingresos de la Administraciones públicas. ¿Sería mejor, acaso, que dejara de tener beneficios o, incluso, que desapareciese?